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lunes, julio 20

Welcome to my life


El sábado fui a recoger mi nueva batería.

La recibí del mismo modo que despedí a la otra: una sesión fotográfica.

Pasé además todo el fin de semana acondicionando el lugar en el que la tocaré... Es el mismo sitio que ocupa la otra pero por ser nueva quise hacerla sentir bienvenida en un ambiente limpio y ordenado, aunque tiene que convivir con el burro de planchar no quiero que sienta como una advenediza. 

Me alegra no ser la única para quien su llegada significó algo, al caer la tarde del domingo recibió de mi madre lo que consideré un elogio, bajé de tocarla y me dijo "ésta no suena tan escandalosa, verdad?"


viernes, junio 19

Something happened on the way to Heaven


El 2 de abril de 2005 cuando me fui a dormir encontré en mi camino esta foto, la besé y esa misma noche...


Tomé un camión con un par de amigas, nuestro destino era la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, nos separamos para ocupar distintos lugares, el mío estaba justo detrás del chofer. Estaba viendo hacía la ventana cuando mi vista periférica percibió un manchón blanco en el extremo derecho, giré la cabeza y ahí estaba él sentado, volví a la ventana y caí en la cuenta de lo que estaba pasando: Juan Pablo II y yo viajábamos en el mismo autobús. Miré para todos lados buscando quien respaldara mis visiones. 

Mis acompañantes y yo nos acercamos a él y yo tomé su mano mientras decía "Holy Father", él la quitó y me mostró que ya no traía en anillo, yo le dije "no importa, no es el anillo lo que quiero besar", tome de nuevo su mano y la besé. 

-¿por qué nadie lo acompaña?
- nadie sabe que éste es el camino - contestó con una sonrisa
- no le importa que lo acompañemos nosotras, ¿verdad?
Respondió negativamente con un movimiento de cabeza
- es muy triste todo esto, ¿no cree?
- sí, creo que sí - se detuvo un momento a pensar y continuó - a decir verdad, venía rezando el Rosario y no me había puesto a pensar en eso - sonrió de nuevo

Se levantó de su asiento e hizo la parada en la Terminal de Autobuses del Norte, bajamos con él y nos despedimos con un abrazo.

-Pues bueno... Y se alejó caminando entre la gente.

 Espero poder recordar el camino hasta la próxima vez que nos volvamos a encontrar.

martes, junio 2

Y coincidir...

Todo resultó más o menos como lo había imaginado.

Me paré en un buen lugar, en realidad lo único bueno del lugar era la ubicación pues me encontraba entre un charco de sospechosa procedencia y filas de camiones con olor a diesel quemado. 

Recargada en la cortina naranja de algún comercio miraba hacia el lado contrario esperando el factor sorpresa. Escuche una voz que dijo mi nombre y empecé a temblar, eso no estaba en mis planes, ni el que mis orejas cambiaran de temperatura y mis cachetes de color... El saludo fue un largo abrazo, tal vez los acumulados a 101 días de separación.

Decidí regresar las 16 estaciones del metro que había recorrido, ahora tenía una compañía con quien valía la pena hacerlo... 

El metro avanzaba tan rápido que percibía algo de malicia en esa inusual ligereza; el tema de conversación no lo se con precisión pero el concepto subyacente era el de coincidencia.

Elementos, un par de momentos de tensión, algunos comentarios con sabor a melancolía, ciertas ideas acompañadas por lágrimas, todo sobre un fondo de inmenso gozo. A ratos el silencio lo gritaba.

Y la tarde se alargó en el momento justo en el que las obligaciones pedían que aquello terminara, una vez abierto el corazón éstas acallaron y accedieron a la complicidad. La oscuridad de la noche contrastó con el fulgor de dos almas reencontradas. 

Agradezco en mi vida los momentos, las personas capaces de dar consuelo en medio del duelo cuando ellas mismas lo padecen, la pesada carga es llevada entre los dos y se vuelve necesario mantenerse juntos para resistir.