Regresando del trabajo, pensaba qué hacer durante la tarde. Lo primero que me vino a la mente fue ir a la Villa, lo segundo las excusas para no hacerlo. Encontraba alguna más o menos convincente pero de nuevo ir a la Villa se me presentaba como la opción. Sentía como si alguien me quisiera convencer.
Llegué al metro, tenñia que decidir... si está lloviendo no voy, si veo pasar el camión que va a mi casa me subo, si me toca parada en el metro no voy a aguantar caminar hasta la Villa, si la inercia me lleva a otro lado será una señal. A pesar de mi intento de trasladar la responsabilidad de decisión a las condiciones climatológicas, la organización interna de los pasajeros, los horarios de los transportes públicos, nada de eso pasó y caminé rumbo a la Basílica.
Ninguna razón específica motivó mi visita. Me senté esperando que comenzara la Misa. Lo primero que dijo el sacerdote al salir fue la festividad del día, era una de las grandes dentro del calendario católico... coincidía con una fecha que hace unos meses consideraba de las más importantes en mi vida, en mi antigua vida.
Si bien me sorprendió lo desapercibido que había pasado hasta entonces ese día para mí, más me sorprendió ser la segunda vez que me sucede y bajo el mismo patrón.
Me pesa saber que no son coincidencias, que hay alguien que recuerda lo que yo olvidó y me lo pone en las narices. Me pesa sobre todo conocer sus intenciones y ¿cómo no? muchos años yo fui él y él era yo.
Llegué al metro, tenñia que decidir... si está lloviendo no voy, si veo pasar el camión que va a mi casa me subo, si me toca parada en el metro no voy a aguantar caminar hasta la Villa, si la inercia me lleva a otro lado será una señal. A pesar de mi intento de trasladar la responsabilidad de decisión a las condiciones climatológicas, la organización interna de los pasajeros, los horarios de los transportes públicos, nada de eso pasó y caminé rumbo a la Basílica.
Ninguna razón específica motivó mi visita. Me senté esperando que comenzara la Misa. Lo primero que dijo el sacerdote al salir fue la festividad del día, era una de las grandes dentro del calendario católico... coincidía con una fecha que hace unos meses consideraba de las más importantes en mi vida, en mi antigua vida.
Si bien me sorprendió lo desapercibido que había pasado hasta entonces ese día para mí, más me sorprendió ser la segunda vez que me sucede y bajo el mismo patrón.
Me pesa saber que no son coincidencias, que hay alguien que recuerda lo que yo olvidó y me lo pone en las narices. Me pesa sobre todo conocer sus intenciones y ¿cómo no? muchos años yo fui él y él era yo.