
Han pasado diez años desde que nos conocimos… después de 3 ella cambió porque cambié yo pero en esencia es la misma.
Físicamente la diferencia fue apenas perceptible, 2 pulgadas más; auditivamente la verdad ni me acuerdo.
Juntas cambiamos 5 veces de casa, con la misma flojera inmensa de empacar nuestras pertenencias para desempacarlas en algún otro sitio y adaptarnos a la nueva ubicación. Por largas temporadas se quedaba ahí callada viéndome afanada en mil quehaceres y viéndose a sí misma cubierta por el polvo del desuso.
Pasaron muchos años antes de que la novedad llegará de nuevo a sorprenderla. Hace ya 2 meses cambió de compañeros y creo que se han acoplado; con el nuevo integrante han sido bastante condescendientes y agradecieron cuando, después de un periodo de descanso, viejos elementos se unieron al equipo.
Está llena de recuerdos y tal vez sea por eso que ya no la quiero. Me parece que percibe cercano el final… su nueva contrincante va posicionándose cada vez con mayor seguridad, muestra sus ventajas abiertamente y añade un par de cosas que descartan por completo a mi vieja compañera. Además su historial está en blanco, en ella no ha sido depositada ninguna carga emocional, es solo un objeto.
El rival ni siquiera está presente, está del otro lado de la frontera esperando mi decisión, difícil decisión.